domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Mirar hacia adelante? Sí, por favor.

Te quiero. Es muy fácil de decir, pero, ¿cómo iba a saber que lo decías de verdad? Admitámoslo. No puedes querer a nadie en ¿cuánto? ¿tres días? Por favor... Entras en mi vida sin permiso, sin darme razones. Me descolocas. Rompes todos mis esquemas y yo te sigo el juego. Es como si de un libro se tratara. Alguien muy querido te lo recomienda. Te lo empiezas a leer por curiosidad y finalmente quedas enganchada. No puedes parar de leerlo. Sabes que no merece la pena seguir adelante con la historia, pero tienes esa obsesión de querer terminarlo. He tenido que ser fuerte. Me he desatado de estas cuerdas. Me he quitado esta venda que me impedía ver la realidad. He podido cerrar un libro. Tú libro, esa historia que no me aportaba absolutamente nada. 
Ahora tengo en cuenta una cosa: Hay historias perdidas por ahí que me andan buscando y yo las voy a encontrar. ¿Cómo? Eso no lo sé. Pero llegó mi hora. A partir de hoy voy a comerme el mundo.



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