jueves, 24 de noviembre de 2011

¡Eh, tú! Sonríe.

No se trata de ir por la vida con una sonrisa de oreja a oreja para demostrar que soy feliz. Se trata de reír sin darme cuenta. De soñar despierta y no acordarme después. De jugar con fuego, quemarme, y aun así reír, porque es lo único que puedo hacer. Esa sonrisa que se convierte en carcajada en menos de un segundo, y que más tarde, llegará a formar parte de esos momentos irrepetibles que componen mi felicidad.





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